8

Aspiro el cigarrillo como si fuera la última pitada y te tiro el humo en la cara. Vos cerrás los ojos como acto reflejo y mientras te agarro del pelo y te digo que me encantás, porque sí, me volvés loca, pongo música que nos hunde y te sigo tirando del pelo pero ahora vos me mirás y te encanta que te toque, que te apriete, que te rasguñe. Las sábanas se adueñan mientras se llenan de sudor y me seguís mirando como hipnotizado y eso me genera más descontrol, vos sabés y te aprovechás, entonces me das vuelta y ahora estás vos arriba mío con el control y te pido que me aprietes las muñecas y me respires en el oído y así sucesivamente hasta que vuelvo a respirar otra pitada cuando me doy cuenta que pasaron dos discos enteros y que mi cuarto está lleno de olores.