Las no-luces de la ciudad, la lluvia y nosotros, en el pasto.



Hacía calor, no. Hacía frío. Tampoco...¿qué hacía? ¿Qué había?
Había c a o s, definitivamente había eso. ¡Como si nos importara!
Las palabras brotaban y la tarde se ennegrecía. Vacío. Miradas. Vos. Todo eso, al mismo tiempo, mezclándose en mi interior. ¿Quién sabe si eso será más que una tarde de primavera? ¿En dónde quedan los minutos? No sé, no sé muchísimas cosas. Cosas sin respuestas, cosas sin excusas. Aunque sé, sé algo, sé que quiero mejorarte. Quiero que te despiertes con el sol en tus ojos, acorralado de felicidad. Tal vez por mí, tal vez por vos. O por otros, pero felíz.
Quiero saber dónde está mi mente ahora, me gustaría encontrarla y que me explique un par de cositas que tengo para preguntarle. O al menos, tratar de entender la tuya y saber.
Me hundo, te hundís pero no quiero que terminemos hundidos... bah, sí. En amor.
Hundidos en amor.

No me importa nada cuando es con vos.
Me encanta el caos cuando es con vos.