e s c u p i r


Nunca conocí mis emociones, ni tampoco intenté conocerlas, y como ésto nunca pasó, tampoco las conté, y al no contarlas se comprimieron cual archivo .rar en mis pulmones. Me encontré con un mar de palabras viajando a lo largo de mi tráquea y recorriendo todo mi paladar, empujando con tal de salir y ser libres. Las dije, no sé si fue a propósito o queriendo, pero cuestión que llegó un punto que me atraganté. Y como todo atrancamiento, se me explotó el cerebro y de repente se me desaflojaron los pulmones y largué aire comprimido que tenía guardado después de tanto tiempo. Aire que no fueron ni palabras ni sonidos, sólo aire. Contaminado pero a la vez en su estado más puro y más inocente.