Me miro al espejo y veo un caleidoscopio con un montón de Paulas alrededor que miran para distintos lados y no quieren frenar. Esto se tornó en una calesita, acá adentro no paran de girar y a mí la cabeza no me da para más. Príncipe de los cerebros vení a darme una fórmula de cómo terminar con esta marea de sangre y arroz que viaja por mi columna vertebral.