frío y vos



Dos horas fueron necesarias para mi paz interior. Quería paz y me diste paz (inconscientemente), pero tuve paz al fin. Y después te ví, y me sonreíste. Creo que ya estaba felíz desde antes de verte, con el frío y mi cigarrillo, consumiéndose en tu espera.
Fue lindo mirarte aunque vos no lo hayas hecho demasiado. Me gustó la tinta roja en mi brazo, me gustó el rojo de tus zapatillas y tus ojos (tan no comunes ♥).
Te conté cuánto me gustaba que me miraran, y me mirabas. Quería darte la mano, pero te dí un abrazo... algo incómodo, verdad. Pero lindo, por ser el primero. Y después salimos al frío, salimos a la realidad que era la calle. Me abrazaste, me miraste y me besaste. Fue tan sutíl y tan, tan verdadero. Sentí que querías, sentiste que quería.
Y pasó. Repentinamente me cruzé con vos, cuando menos lo esperaba, cuando menos lo esperabas. Y ahora estoy esperando, para que te cruzes otra vez conmigo, en alguna calle con frío. O en algún rincon de la gris ciudad, en donde te pueda dar la mano y decirte cuánto me gustás.