Yo: Y era como si los dos hubiéramos estado viviendo en pasadizos o túneles paralelos, sin saber que íbamos el uno al lado del otro, como almas semejantes en tiempos semejantes, para encontrarnos al fin de esos pasadizos, delante de una escena pintada por mí como en clave destinada a ella sola, como un secreto anuncio de que ya estaba yo allí y que los pasadizos se habían por fin unido y que la hora del encuentro había llegado.
Vos: Y era tan natural cruzar la calle, subir los peldaños del puente, entrar en su delgada cintura y acercarme a ella, que sonreía sin sorpresa, convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual en nuestras vidas.