
¿Por que diré que me escondo, si nadie me quiere ver?
¿Será que no me preciso y de paso me aviso, para ya no correr?
Me fui pateando las piedras, con ganas de molestar y no
encontré ni un segundo, para explicarle al mundo que
lo quiero matar. Y mi cabeza se me enfrenta en una
noche de sólo pensar y la alegría se me escapa y la agonía
vuelve a dominar. El corazón de algún sufrido me acompaña
hasta la terminal y me iré, para no verme más.
Estoy buscando refugio en manos de una pared que
ni siquiera me escucha y yo, fingiendo mi lucha
engañándome otra vez. Ya nada aquí me divierte, como
solía ocurrir.
Voy persiguiendo mi risa, ella se fuga deprisa
burlándose de mi.